Pere IV, 345 08020 Barcelona

Proyecto producido gracias a la convocatoria de investigación y experimentación artística de La Escocesa 2019

atuendo para devenir paisaje

paula bruna

 

Atuendo para devenir paisaje es una investigación sobre la aproximación al paisaje desde un punto de vista no humano, mediante la confección de una vestimenta con la que experimentar el paisaje. Enmarcado en un proyecto artístico más amplio llamado El Plantoceno, esta investigación se fundamenta en la necesidad de acercarse a subjetividades no humanas para comprender los sistemas ecológicos y sus relaciones complejas, y en la importancia de la dirección en el acercamiento con el otro: no desde la aproximación hacia el lado de lo antrópico, sino desde la disponibilidad de ir (o incluso ser) más allá de lo humano.

El objetivo del taller es la elaboración de un atuendo con el que las personas puedan experimentar el paisaje desde la des-antropomorfización del humano: un atuendo con el que "devenir paisaje". Partiendo del cuerpo como lugar fuertemente desconectado del sistema ecológico que lo alberga, la idea era diseñar colectivamente un atuendo con el que fusionarnos con el paisaje y experimentarlo, no como observadoras, sino como integrantes del conjunto de entidades vivas y no vivas que lo componen.

El proceso se estructuró en 3 fases abiertas a la participación:

1. Diseño del atuendo

En una sesión colectiva, las asistentes pensaron en las características que debía tener el atuendo para alcanzar el objetivo de mediar entre el cuerpo y el entorno: qué forma tendría, qué elementos y materiales se usarían, qué procesos fisicoquímicos y biológicos iban a suceder…

Para ello, se contó con la participación de 3 profesionales: Rosa Cerarols (doctora en Geografía, profesora de la UPF) que aportó una visión científica sobre el paisaje; Jesús Soler (ingeniero de caminos, especialista en bioingeniería del paisaje), especialista en restauración y renaturalización de espacios degradados mediante técnicas “verdes”; y Montse Merino (modista), profesional del diseño y la confección de vestuario.

El resultado no fue un diseño único y definido sino el consenso de unas líneas básicas sobre el paisaje al cual devenir; en este caso, un solar urbano en torno al patio de La Escocesa. A partir de aquí salieron una multitud de aproximaciones en torno a cómo devenir paisaje. Algunes pensaban que el atuendo debía ser móvil, otres lo imaginaban enraizado; unes lo entendían como un elemento vivo con la interacción de plantas y animales mientras que para otres era importante el uso de materiales antropogénicos encontrados en el patio…

Se decidió colectivamente que para recoger al máximo las ideas que habían salido, el atuendo se diseñaría de manera fluida comenzando a trabajar por piezas que, sobre la marcha, lo irían configurando y definiendo. La elaboración por piezas permitía, además, que el atuendo fuera más flexible y adaptable a las diferentes aproximaciones de “devenir paisaje”.

Abrirse a la participación de humanos y no humanos, adaptarse a las condiciones climáticas y a los diferentes ritmos y fluir en procesos abiertos sin duda requiere más tiempo y entrega. Desde el equipo de Atuendo, surgido durante la primera sesión, necesitamos 6 sesiones para completar la tarea de preparar diferentes piezas con las que devenir paisaje desde diferentes puntos de vista.

 

Material de introducción al taller.

 

Diagrama de colectivización de las ideas en cuanto a la forma, proceso y materiales para producir el atuendo con el que devenir paisaje.

 

Zooms del diagrama anterior.

 

2. Transformación en paisaje

Una vez acabado el calor del verano, el grupo de trabajo procedió a plantar las diferentes piezas para su transformación en paisaje. Esta fase supuso abrir la participación a los seres vivos no humanos y los agentes naturales del entorno.

 

 

Seguir la evolución de las diferentes piezas fue crucial para tomar consciencia de las interacciones que se producían con el medio, tanto biológicas como fisicoquímicas. Se dedicaron 6 sesiones a atender las piezas plantadas, ver qué procesos se habían activado, qué formas de vida habitaban las piezas propuestas, cómo intervenía el clima, etc... A veces sólo suponía observar y otras veces había que actuar. Y esas intervenciones volvían a generar procesos.

Por el camino, se tuvo que descartar algunas piezas que sufrieron demasiado las inclemencias climáticas y los juegos de los seres vivos no humanos que habitan el patio de La Escocesa. También se organizaron unas sesiones de danza bioclimática en torno al atuendo y el espacio donde crecían, dirigidas por Jordi Mas.

 

 

Las telas de coco plantadas dieron un mejor resultado en cuanto a experimentar el “devenir paisaje”. Durante meses se acompañaron los procesos orgánicos iniciados con semillas para adaptarse a sus ritmos. Las telas brotaron, se transformaron y fueron transformadoras, tanto del lugar que las acogía como de las personas que las habitamos. Así, el atuendo permitió colectivizar la experiencia de devenir otra cosa y compartir las emociones sentidas.

Las telas también desvelaron características del lugar y de sus habitantes difícilmente apreciables a la simple vista humana, como el ciclo de vida de los mosquitos que criaron en las aguas de la manta, las horas de luz directa que entraban por la ventana, los desniveles del suelo de la nave o las grietas por donde se filtraban las goteras.

Curiosamente, durante el mismo periodo unas arquitectas estuvieron estudiando la misma nave en la que se trabajó con el atuendo pero nuestro grupo de estudio nunca llegó a coincidir con elles. Como si ocurriera en dimensiones paralelas, las arquitectas reconocían el edificio de una manera y les participantes del proceso de trabajo mediante otras. Cada grupo percibía las grietas, desconchados y protuberancias de maneras diferentes. Se entendió esta coincidencia con las arquitectas como una metáfora de la hipótesis inicial del proyecto, que se preocupaba por la importancia del cambio en el punto de vista sobre la comprensión del entorno.

 

 

3. Presentación final de la experiencia

Con el objetivo de compartir la experiencia, se llevó a cabo una presentación pública que fue un pequeño reflejo del intenso proceso de transformación vivido. Se diseñó esta presentación en cuatro espacios:

En el patio:

A modo de ritual iniciático, las diferentes personas probaron el “atuendo para devenir paisaje” sobre sus cuerpos.

 

 

En la sala de entrada:

Se presentó una documentación del proceso (fotografías de las diferentes etapas y de las maneras de habitar el atuendo, audios que recogían la experiencia, escritos sobre las diferentes sesiones colectivas, etc).

 

 

En el espacio interior:

Se proyectó en una pantalla gigante un video donde se muestra el atuendo vivo, habitado por dos de las participantes del taller.

 

 

En el piso de arriba:

Una instalación sonora en las escaleras conduce al piso de arriba. Allá, unas telas plantadas rozan los cuerpos al ser atravesadas. Al final del pasillo se encuentra una piscina donde el grupo de trabajo hacía crecer las mantas de coco plantadas. Junto a ella, una proyección en la pared muestra la danza de las larvas de mosquito en el agua, que se refleja en la piscina en forma de luna. La presentación implicaba múltiples sentidos: sonido, tacto y vista.

 

 

4. Recapitulaciones

Para atender a las necesidades y respuestas del conjunto de humanos y no humanos implicados, fue condición indispensable que el proceso fuera fluido y abierto. Pese a la deriva propia del fluir, resultó asombroso comprobar algunas similitudes entre las ideas iniciales y los resultados finales del atuendo.

Por otro lado, el contacto frecuente con los procesos orgánicos iniciados fue crucial para familiarizarse con el paisaje creado, perder los “miedos y ascos” a la vida desconocida y animarse a formar parte de ese todo. Este seguimiento continuo creó un vínculo entre el grupo, y entre humanos y atuendos vivos a los cuales se cuidaba, facilitando el proceso de “devenir paisaje”.

También se comprobó que el seguimiento de los cambios en el paisaje creado permitió comprender el entorno desde otros puntos de vista menos antropocéntricos a través de las respuestas de las plantas.

 

 

Participantes:

Adrianna Szojda

Alba García

Andrea Trenado Rifon

Daniel de la Barra

Djuna Lund Llopis

Guillem Palà Nosàs

Helena Calafell

Jesús Soler

Jordi Mas Balado

Lara Campos

Laura Arensburg

Marina Salvo

Miriam C. Cabeza

Montse Merino

Rosa Cerarols

 

Agradecimientos:

Naturalea

Tamara Zaitzeva

La Escocesa

 

 

Proyecto producido gracias a la convocatoria de investigación y experimentación artística de La Escocesa 2019

Pere IV, 345 08020 Barcelona